viernes, enero 12, 2007

Pastpelón

(♪ Close to me, The Cure ♪)
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El día de tu cumpleaños es un día especial. Especialmente especial.

Se conmemora que naciste hace 10, 15, 20 años… los que sea. Y a todo el mundo le importa eso. A tu entorno más cercano en concreto, les llena de alegría. Te llama tu familia con la que nunca hablas porque ni quieres ni quieren hacerlo el resto del año, ya que no tenéis más relación entre vosotros que un apellido coincidente. Y esa situación es muy agradable para todos. Y no tiene nada de hipócrita. Y además quedas bien.

Lo mejor es esa gente que te llama porque hace dos o tres siglos se apuntó tu cumpleaños en la agenda del móvil y caaada año siente la obligación de marcar tu teléfono y saber cómo estás, aunque no le importa en verdad, aunque no se acuerda de ti en todo el año y más de una vez te pone verde a tus espaldas, que es como más mola.

Si encima eres pequeño es aún mejor. Pequeño de edad quiero decir.

De repente te llueven regalos que ni entiendes porqué están ahí. Pero en pocos años te acostumbras y como no te interesa preguntarte el motivo, te callas y los exiges. Y a quien se le ocurra no regalarte nada… pobre de él... parte de la parte diabólica de los niños.

Y el mejor día de cumpleaños es el de la comunión. Ese gran día para todos los menores y creyentes, por supuesto, en el que detrás de una nube de amiguitos, padres histéricos, el fotógrafo y tíos y abuelos (todos alrededor de una montaña de regalos, al lado de la tarta de 3 pisos) el cura, a punto de ser aplastado como en una estampida de ñus, intenta recordar el motivo por el que se encuentran allí todos congregados.

Una vez expresado todo esto entre globos y confeti, tengo que reconocer que hay una parte mala. La de los amigos y la familia de verdad (¿?). Los que te hacen un regalo, se acuerdan de ti, te preguntan si estás bien y te llaman cualquier día del año, pudiendo coincidir con tu cumpleaños, pareciendo así menos bichos raros.

En estos últimos casos, desagradables por cierto, no importa mucho la frecuencia, sino la calidad que te transmiten sin saber demasiado cómo. Con ese algo que está en el aire, que los científicos aún no han sabido explicar. Aunque físicamente te vayas casi siempre a casa con las manos vacías. Con los ojos ligeramente húmedos. A punto de querer llorar.

Felicidades a todos.

7 Comments:

At 13 enero, 2007 10:25, Blogger Camilo de Ory said...

Yo en mi niñez sí tenía claro cuál era el sentido de los regalos de cumpleaños: FESTEJAR MI PERSONA Y MI PRESENCIA.

Podéis enviarme vuestros presentes a la dirección que amablemente os proporcionará Jesús cuando de él solicitéis ese servicio.

 
At 14 enero, 2007 01:38, Blogger Ben Clark said...

Gsus nunca me felicita en mi cumple...

 
At 14 enero, 2007 02:00, Anonymous Anónimo said...

No puedes negar que desde que tengo tarifa plana te llamo alguna que otra vez...

 
At 14 enero, 2007 10:14, Anonymous Anónimo said...

Hace 50 años no había pastel y, el regalo, era alguna ostia que te pegaba el maestro y a lo mejor coincídia con el cumple. cets la vie. un abrazo

 
At 15 enero, 2007 12:46, Anonymous Anónimo said...

Chico..mira que eres pesimista y nada te parece bien, todo es una farsa..disfruta un poco más y deja de quejarte por todo.

 
At 15 enero, 2007 15:34, Blogger . said...

pero si es lo que hago!
disfrutar de la farsa!
del espectáculo!!!

aunque reconozco que a veces las alas son de plomo...

pero gracias.

:)

 
At 17 enero, 2007 00:38, Blogger Ben Clark said...

Suicidio colectivo, ya!

 

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