jueves, marzo 22, 2007

Jugar sin los coches

( ♪ mama, won't you keep them castles in the air an burning?, clap your hands and say yeah ♪ )
.
Cuando llega el momento ya no tengo fuerzas. Se han ido ellas y el motor que las originó. Dudo incluso de haberme preocupado tanto en el momento. Cuando todo estaba caliente.

Y ahora que ha pasado el tiempo lo contemplo como una batalla. Ni perdida ni ganada. Una batalla, simplemente. Entiendo que me ha hecho crecer. Como a tí. Pero pareces tirar por la borda las redes. Como el pescado. No te entiendo.

Sólo estoy jugando. El problema es que confundes este verbo: jugar. Piensas que es algo de niños. Como según qué tipo de humor. Pero si vivir fuera aprender a morir, jugar es aprender a vivir. Liberar carga no para ser más tonto, más ingenuo y superficial, sino para evitar el pesimismo, potenciar el realismo. Para ser capaz de hacer cosas bien y mal, pero nunca tan bien ni tan mal.

Ojo con el suelo, que sirve de descanso a las axilas. Pero está mojado. Y vuelve a llover sobre él. Y el agua asciende por capilaridad. Lo empapa todo mientras no lo impida la energía potencial. Y si la base es grande, el agua acumulada es mucha. Demasiada para reemprender la marcha. De ahí a echar raíces hay un paso. Imposible moverse entonces.

Este es un tema que me encanta. La naturaleza es estúpida, pero muy compleja. Nosotros somos relativamente inteligentes, pero muy simples. Eso les hace pensar a algunos que la naturaleza es sabia. Les confunde. Y a muchos nos convence de que es bella, al menos mientras seamos más simples que ella. Es cuestión de milenios. Entonces dejaremos de apreciarla. De escribirle poemas al amanecer, que no al atardecer, metáfora de lo que se avecina.

Empezamos a mirar los teléfonos antiguos como hacemos con las sillas, las bonitas viejas y de madera. Como hicieron con las cabañas, igual que seguimos haciendo nosotros.

.

se recomienda llegar a este punto a los 18 segundos del segundo minuto de la canción

.
Simpatía por la situación, no exclusivamente por la esencia de nada. Contextualización. Uno mismo y sus circunstancias, abrazando las de su entorno, parte de otros. Casualidad aleatoria de estar viviendo la vida juntos. Entonces respeto. Teniendo en cuenta que se puede atacar con respeto. Absolutamente todo es amable (de amar) y despreciable (de odiar). Pero absolutamente todo tiene un eje giratorio, en cualquiera de las direcciones. Y automáticamente con esto surge el respeto. Y el ataque. Lo que unido a esas reglas que no se pueden escribir, pero que están, conforman parte del juego.
.
No de la vida, pero del juego.