viernes, marzo 02, 2007

Nada que ver con el Amazonas

( ♪ it's not the worst i've looked, lali puna ♪ )



Este texto te permite seguir vivo durante dos o tres minutos más. Lo que tardas en leerlo. Y ahora cuando acabes cambiarás de liana. Y no quieres oír hablar de ninguna cuerda. Y te enfadas si se cuestiona. Por no hablar del ramaje. Por no mencionar los troncos ni las raíces…¡Y me acusas de que yo hago siempre lo mismo! Y me miras con un cierto brillo en los ojos…Pareces haberte emocionado. Pero es probable que no tenga nada que ver con eso. Que sólo te haya entrado algo en el ojo. O la alergia de primavera… ¿Cómo puedes ser tan hipócrita? Entiendo que no te das cuenta. Que no has podido elegir en ninguno de los momentos. Que esto toca o no toca. Al principio, en medio o al final Y que si estamos en costados diferentes nunca llegaremos a comunicarnos, aunque a este lado del río reconozcamos que tampoco suceden aquí tales cosas, que alguien se mire, se hable y se entienda. Pero lo callamos sabiendo a medias el motivo. Porque la verdad es que siempre queda ese derrape final. Los puntos suspensivos más largos del mundo. Y esa es la única certeza detectable. No hay realmente más sentido. Aunque siempre te empeñes en ello. Y aunque insistas de nuevo en que yo hago siempre lo mismo. ¡Y ya te estás repitiendo!. Clavándote tú solo la espada en el pecho, justo contra la pared. ¡Cállate y escucha un momento! ¿No ves que en el instante en que la razón te deje totalmente tirado, no tendrás tiempo para reconocerlo?¿Qué estarás demasiado ocupado muriéndote?

Sólo tenías que haberlo reconocido en alguno de los momentos en los que estuvimos hablando. Mientras nos encontrábamos en el mundo. Y podrías haber seguido total y perfectamente con tu vida. Destrozándolo todo con tu cabeza. Manteniendo la impresión de que todo funciona correctamente, que es la manera de moverse por la jungla. Podrías haber caminando por la calle sin que la gente percibiera tus explosiones cerebrales. Y habrías sido capaz de reírte como lo haces, pero habiendo tenido aún más motivos. Y esto sea seguramente también lo que no quieras comprender. Que hay algo infinito. Fijo. Estable. Y que niegas tu tendencia en su dirección porque sólo avanzas a la velocidad que te marcan los palos de la vida. Un pobre combustible. Responsable sin embargo, de la historia universal. E intento con esta frase pedir perdón a los ofendidos. No porque me arrepienta. Pero sé que hay personas a las que esto les sienta mal.

Deja de ser ya un niño que se empeña. Conviértete en un ser humano aparentemente de cartón piedra, realmente compuesto por una sola pequeña llama, consciente de su pronta e inevitable extinción.

Eso da fuerzas, lo prometo, para las cosas que podríamos llamar consistentes. Y no porque realmente lo sean. Ni muchísimo menos. Pero es nuestra manera de hablar. Un dialecto que utilizan los inmigrantes de esta parte del río.