viernes, abril 20, 2007

Última mentira

( ♪ experimentos con gaseosa, los planetas ♪ )




Al decir las palabras adecuadas se abrirán ante tí laberintos y ventanas. El caudal de las más cálidas aguas te traerá al lugar donde nunca falta nada. Guárdame dentro un sitio, necesitaré cobijo cuando vuelva de viajar alrededor. Llévate lo que puedas porque queda un duro invierno por pasar y yo volveré arrastrándome al final. Guárdame dentro un sitio donde pueda estar tranquilo. Donde pueda retirarme a descansar. Necesitaré cariño cuando esté cansado y no pueda viajar.


La idea de experimento como manera de vivir fue la que principalmente dio nombre a este blog. Y no puedo negar la curiosa coincidencia de que haya un libro de Sloterdijk que se llama Experimetos con uno mismo, y que sospechosamente se encuentra en mi estantería…

Pero hubo más factores, como esta canción de Los Planetas. Si uno la oye y la escucha bien, corre el riesgo de creer que es inmortal. Que la guerra o el viaje es la vida. Y que después viene el lugar donde nunca falta nada. Y eso te alegra tremendamente la existencia, mientras dura la canción.

Al acabar entiendes que esos lugares son tan sólo una canción, un pequeño rincón, cierta conversación con cierta persona en un momento muy concreto…en cualquier caso pequeñas ilusiones que son lo único que poseemos de verdad, dentro de nuestra cabeza. Porque los recuerdos, por ejemplo, son algo siempre esclavizado por esas pequeñas dirigentes en función de las cuales incluso modificamos en nuestra memoria lo que realmente pasó.

Al acabar recuerdas que no eres infinito. Y si tengo tiempo, si la vida me lo permite, querría escuchar esta canción 5 minutos antes de morirme. Este sería mi último deseo personal. Y el minuto y medio que sobra lo dedicaría a una mezcla entre respirar, llorar y reir irónicamente. Todo esto, a poder ser, aderezado con un rayo de sol pegándome en la cara.

Gracias por tan preciosa mentira sublime.

1 Comments:

At 25 abril, 2007 20:01, Anonymous Anónimo said...

Yo al revés... me moriría cada cinco minutos si se aceptara esta condición. Percibiendo la ingravidez física mientras me abandona el alma; susurrando la canción con los últimos latidos; anhelando nacer una última vez para poder morir otra siguiente.

 

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