miércoles, noviembre 22, 2006

Piratas y corsarios

No. No creo que esté bien piratear música. Bajársela de internet y obtener gratis y en unos minutos la producción con la que unos seres humanos se ganan la vida.

Si este hecho se diera así, aislado, no consideraría correcto descargar música de la red. Pero no es así.

Tengo mis dudas acerca de quien es más pirata aquí, si nosotros o los músicos.

Podría mencionar argumentos según los cuales no considero igual de merecido el sueldo de un futbolista que el de un músico. E incluso para establecer diferencias entre distintas calañas de músicos.

Pero de lo que no tengo duda es de que ninguno de estos personajes se merece la retribución que le aporta su oficio en cuanto se va por las nubes.

Nos llaman piratas por no comprar discos que valen 15 o 20 euros, con los que ellos van a viajar en aviones privados y a organizar macrofiestas donde la coca se va a contar por kilos.

Si el que los artistas (los de verdad) vivan de su obra, de su visión de las cosas, de su aportación a la interpretación del mundo, de ofrecernos sensaciones, sentimientos, emociones… me parece de las más hermosas posibilidades que nos brinda la sociedad actual, el hecho de que un artista viva de una manera desbordante, derrochadora, excesiva en casi todos sus aspectos, me parece una de las posibilidades más tristes que nosotros mismos consentimos. Y lo hacemos así por nuestras vacías pasiones y nuestras raquíticas idealizaciones que les conceden la fama y por tanto el dinero. Y el hecho acentúa su grado de penosidad debido a la supuesta consciencia de los sujetos protagonistas. Demasiado carpe diem.

Un artista, un filósofo…llamadlo como queráis…no tendría que ser rico. Su conciencia no debería permitírselo. Debería pasar por épocas de abundancia, para experimentarlo e incorporarlo a sus razonamientos. Y por épocas de mayor necesidad, para teorizarlas también. Y desde mi punto de vista, por su espíritu, se merecería vivir el resto del tiempo con lo preciso. Para no convertirse en un esnob. Algo que nos pasa mucho a los hijos de la bonanza.

Pero claro, no es culpa nuestra estar embebidos en una sociedad capitalista, consumista y egoísta. Rodeada de competitividad y terriblemente deshumanizada. Y eso anula nuestra capacidad de reacción. O eso creemos. O eso queremos.