miércoles, noviembre 01, 2006

Ven que te explique...triste confusión

Quiero aclararte, amigo,
porque te debo una explicación,
lo que significa lo que el otro día te dije.
Surgió banal, sencillo, e impertinente.
Pero no es más que el triste y roñoso envoltorio
de una verdad universal.

Universal en mi universo.
Y perdón por soñar que se parece al tuyo.

En estos casos es cuando creo
en algo parecido a la magia,la telepatía, al hablar sin decir las cosas.
Porque no sólo habla tu silencio,
sino que también lo hace el aire,
el ritmo,
mi soledad,
esta distancia,
el reflejo de la pantalla.

Creo ver algo interesante
en los papeles arrugados que acabas de descartar
y desprecio tus ilusiones
como si todo lo que dijeras me sonara estúpido y acabado.
Como si todo lo que recitas perdiera vida.
Como si oirte supusiera una bofetada
y desearte lo mejor una obligación.
Como si fueras una especie de ogro cariñoso
que acaricia e impone la guillotina más tarde.
Como si hubiera construido una pirámide
de tus cuatro recortes de cartulina.

Lo que intenté decir el otro día
es que envidio tu fundación, y tu fundición.
Que somos pocos en esto, y que tú estás dando de lleno en el clavo.
Y que de largo lo habías buscado.
Supongo que sin saberlo.

Y ahora que ya lo sabes
continúa así por favor.

Y en cambio yo me encuentro aquí hace un par de años,
de repente en medio de esta mierda
jugando un papel que no me tocaba,
pero del que me siento protagonista.

Y sólo intento hacerme un hueco
por donde veo que me pasa el alma,
reconociendo lo que es mi carrera,
adaptándola según lo que creo inadaptable y permanente,
al menos mientras descubro
que la variedad no es infinita
y las combinaciones exponenciales.

Lo intento expresar en tu idioma,
consciente de mi fracaso,
y lo único que hago al respecto
es pulsar el intro cuando me apetece.

De echo no lo considero importante.
En ese caso dedicaría más tiempo.

El resumen es imposible
así que no hagas caso de esto,
pero me gustaría que intentaras
quedarte con la esencia
de lo que intento transmitir
que releyendo admito que no consigo.

Desde ahora nunca di nada por echo,
y en cambio a ti te he visto haciéndolo.
Pero supongo que en esos casos
era innecesario mencionarlo,
por lo absurdo de expresar la verdad conocida,
o por las ganas de soltártelo, mudo, callado, solo junto a ti.
Así que era mejor cerrar los ojos y pensar:

Ven, ven, ven. Te voy a contar un cuento.

Y así lo hacía. Y así lo he hecho. Y en realidad nunca he hablado contigo de verdad.

Y con ganas de acabar ya te digo que sí,
que estamos ahí
dónde tú y yo sabemos,

junto con todos aquellos que se esconden.
Y que siento no expresarme bien del todo
justo cuando más lo necesito
.

2 Comments:

At 01 noviembre, 2006 20:16, Anonymous Anónimo said...

Admirable amigo, en mi regreso confuso y cansado de Oporto te envío un abrazo, el corrector de estilo se sintió aludido, no puedo decir más. Gracias amigo, de verdad.

 
At 02 noviembre, 2006 14:25, Blogger . said...

pues muchas gracias. de verdad. sólo espero que seas quien deberías de ser. si no esto se habría convertido en una triste confusión. como puede haberlo sido lo que me llevó a escribirte estas palabras. pero, en ese caso no importa demasiado. te lo tenía que decir, de todas maneras, tarde o temprano.
tu madre dice que no sabía que estuvieras en oporto.
un abrazo.

jesús

 

Publicar un comentario

<< Home