sábado, febrero 03, 2007

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Es tan gilipollas que se fue a un chinito con pinta de mafioso, en los andenes de la Centrale, entre trenes transalpinos; se acercò y le susurrò al oido: Sé quién eres.
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Era una broma. Sòlo una puta broma. Pero el chinito ademàs de parecerlo era un mafioso.
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El muy cabròn. Con esas botas de cuero, con punta, y el traje color claro. Bigotillo y pelo largo.
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Puto chino. Mi amigo Marco està muerto.
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Aun no lo ha encontrado ningun campesino, pero està degollado, tirado, abandonado, en algun terreno de las afueras. De la misma forma que la broma que quiso hacer, que està ahi, suelta, perdida, creyendo todavia que el chino no le entenderia, y que nos reiriamos un rato. Sòlo yo la reconozco.
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Querria haber escrito desde Londres, pero las cosas no sòlo no son como esperas, sino que tampoco son como esperabas que fueran, cuando aceptaste que fracasabas en cada intento minusvàlido de imaginar propuestas infinitamente pequenyas, que se suceden unas tras otras hasta que llega el momento, el bueno, el tuyo, el de verdad, y lo que entendemos por realidad atropella todo y no deja ningun rastro. Se va peor de como ha venido, porque entiende que ya es algo màs vieja, màs tonta, y màs torpe; y también, finalmente està harta de su propio, lento y eterno devenir.
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Qué manera tan gilipollas de morir verdad?
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Saludos desde Milan.
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;)

2 Comments:

At 06 febrero, 2007 14:32, Anonymous Anónimo said...

Y tiene, además, nombre de mujer.

:-)

Gástate unos cuartos,
pide un vaso de tinto
y brinda conmigo,
pues el proyecto cayó,
ya está "finiquito".

:o)

Sigue bien

 
At 11 febrero, 2007 21:14, Blogger Ben Clark said...

Perros... perros en una discotéca... chinos traslúcidos...

 

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