sábado, enero 27, 2007

Acerca de los viajes

… y de una manera lenta e intuitiva he aprendido que las cosas que soy puedo transmitirlas en parte escribiendo. Aunque siempre quede la sensación de que no soy yo del todo. De que falta un poco de cyan. Algo de magenta. Sobra amarillo. No lo sé. Pero más o menos se parece.

Y no lo consigo del todo no sólo por no ser lo bastante bueno, y porque no he leido suficiente ni a tiempo, sino porque además sería estúpido pensar que ya he conseguido el color deseado. Que todo era tan simple como la mezcla de tres colores.

Hay matices de brillo, lustre, saturación …que forman parte de la forma de uno mismo, del perfil del último resultado, que no sólo es final si no también inaccesible. Es inútil querer captarlo. Pero hay algo interesante en ir intentando descubrirlo. Algo que me ocupa las horas, mucho más que la carrera. Que hace que resulte con sentido ir luchando las cosas malas. Cumpliendo los compromisos. Llegando más o menos, siempre puntual, a las zonas de la vida. Esas eternas, reconocibles desde lejos, por las que todos pasamos, si es que pensamos en algo.

De ahí afirmo que viajar tiene sentido,. Me hace falta en estos momentos, para ayudarme en todo esto. Para sentirme extraño desde dentro y desde fuera. Para ver como suenan los coches, las puertas, los cajones y las voces fuera de este envoltorio, de este pack vital.

El primer destino es Londres. Espero escribir pronto desde allí. Al menos esa es la intención. Salgo mañana por la mañana.

Y me encanta irme de los sitios, lo mismo que llegar a ellos, diciéndome a veces por dentro:

¡Ánimo amigo, mira bien todas estas cosas! El sol no seguirá dándonos en la cara por mucho tiempo más.

viernes, enero 26, 2007

Algo muy similar

( □ Óxido, Olga Osorio □ )
.

.
Algo muy parecido a la muerte es la repetición.

Es una frase que he escuchado o leído un par de veces en sitios silenciosos que no consigo recordar. En sitios que también eran, por otra parte, poco concurridos y que me resultan cálidos en sentido cerebral. Óseo quizá tambien.

Me parece una genial apreciación de la realidad. De la manera en como van sucediéndose nuestros días.

Algo muy parecido a la muerte es la repetición…

Es importante querer entender esto. Si no es mejor parar ahora.

Me pasa cuando miro a lo que fue un amigo, hace años, y que ahora supone una charla por compromiso unas veces y un agradable retorno al pasado otras. Esa persona que me sabe igual de mal que esté como está que el echo de que hubiera muerto. Me pasa más, en general, cuando ese amigo se está yendo ya, después del café, y le veo alejándose, de espaldas. Maquinando cosas en su cabecita. Y pienso en que está resbalando sin remedio. Trazando espirales.

Y lo digo así, con superioridad si alguien lo quiere entender bien, con respeto en general, y siempre con pena, porque me refiero exclusivamente a esos casos de vida oxidada y agotada, que no chirría porque ya ni se mueve, que en cierto momento pudieron parecer lo mismo que la tuya, y que ahora te confirman que la diferencia no es sutil sino genética, y que no dar sentido nunca es tan peligroso como dar un sentido equivocado.

Y precisamente no darle sentido a esta última afirmación, al menos no uno claro, nunca será tan peligroso como habérselo dado ya. Leyendo la primera y última frase.

Algo muy parecido a la muerte es la repetición.



lunes, enero 22, 2007

Cierto, nada que decir

Se ve que no, que no hay nada que decir.
.
Que nada retuerce nada. Que nadie activa ninguna parte.
.
Ese silencio eterno de los otros, bienvenido con sonrisa irónica, otra vez. Que por otra parte es la constatación de la soledad en mayúsculas. La que siempre me da la razón. La que os traerá la confirmación el día de vuestra muerte, a todos los que pensáis que no.
.
Y decimos que queremos salvar el mundo, cuando no somos capaces ni de proteger, los más avispados, un poquito de emoción. Unas pocas palabras ni siquiera ciertas del todo.
.
Porque hay que reconocer que salvo contadas excepciones, mientras tu amigo saltaba a la cascada, tú estabas seguramente haciendo el tonto, perdiendo parte de tu tiempo, durmiendo como mucho.

miércoles, enero 17, 2007

Personas que emiten luz por determinar

Ocurren a veces, en esos momentos en los que uno está cenizo, pensando en lo más malo de la vida. Considerando lo más bueno. O haciendo lo contrario.

Cuando llevas tiempo dando vueltas sin norte, evitando volver a casa.

Entonces aparece alguien que desconocías o del que habías olvidado la existencia, pero en ningún caso muy asociado a tu vida.

Por tu entorno, o por tí mismo, esa persona detecta la parte superficial de tus preocupaciones. Consigue entenderte de forma alámbrica, o sólo por los vértices incluso, pero pretende que lo que piensas, que lo que llevas años aceptando, limando con tus propios dientes, no son más que obsesiones negativas, pesimistas, que de ningún modo llevan a nada bueno.

Y tú totalmente escéptico, cegado por su luz artificial, admites que puede tener razón. Que esa sí es la actitud. Que los inmortales estaban equivocados. Y como no te crees ni una palabra de lo que dice pero olvidas lo que te ha llevado a tu situación, te encuentras en un punto intermedio, levitando, capaz incluso de creer que esa persona te entiende desde la raíz. Que tan solo, a diferencia de ti, consigue llevarlo bien. O que tiene el secreto, la fórmula mágica que no caduca embebida en el conocimiento.

En cualquier caso, piensas, lo consideras poco probable. Y te miras en el espejo. Reconoces que nunca te crees nada. Y que quizá ahí esté tu tara. Pero no es tu culpa que las cosas se presenten, siempre ante tus ojos, tan falsas y acartonadas.

viernes, enero 12, 2007

Pastpelón

(♪ Close to me, The Cure ♪)
.
El día de tu cumpleaños es un día especial. Especialmente especial.

Se conmemora que naciste hace 10, 15, 20 años… los que sea. Y a todo el mundo le importa eso. A tu entorno más cercano en concreto, les llena de alegría. Te llama tu familia con la que nunca hablas porque ni quieres ni quieren hacerlo el resto del año, ya que no tenéis más relación entre vosotros que un apellido coincidente. Y esa situación es muy agradable para todos. Y no tiene nada de hipócrita. Y además quedas bien.

Lo mejor es esa gente que te llama porque hace dos o tres siglos se apuntó tu cumpleaños en la agenda del móvil y caaada año siente la obligación de marcar tu teléfono y saber cómo estás, aunque no le importa en verdad, aunque no se acuerda de ti en todo el año y más de una vez te pone verde a tus espaldas, que es como más mola.

Si encima eres pequeño es aún mejor. Pequeño de edad quiero decir.

De repente te llueven regalos que ni entiendes porqué están ahí. Pero en pocos años te acostumbras y como no te interesa preguntarte el motivo, te callas y los exiges. Y a quien se le ocurra no regalarte nada… pobre de él... parte de la parte diabólica de los niños.

Y el mejor día de cumpleaños es el de la comunión. Ese gran día para todos los menores y creyentes, por supuesto, en el que detrás de una nube de amiguitos, padres histéricos, el fotógrafo y tíos y abuelos (todos alrededor de una montaña de regalos, al lado de la tarta de 3 pisos) el cura, a punto de ser aplastado como en una estampida de ñus, intenta recordar el motivo por el que se encuentran allí todos congregados.

Una vez expresado todo esto entre globos y confeti, tengo que reconocer que hay una parte mala. La de los amigos y la familia de verdad (¿?). Los que te hacen un regalo, se acuerdan de ti, te preguntan si estás bien y te llaman cualquier día del año, pudiendo coincidir con tu cumpleaños, pareciendo así menos bichos raros.

En estos últimos casos, desagradables por cierto, no importa mucho la frecuencia, sino la calidad que te transmiten sin saber demasiado cómo. Con ese algo que está en el aire, que los científicos aún no han sabido explicar. Aunque físicamente te vayas casi siempre a casa con las manos vacías. Con los ojos ligeramente húmedos. A punto de querer llorar.

Felicidades a todos.

jueves, enero 11, 2007

Sónico musical ruidosO

.
.
(Escribiendo esto me he dado cuenta del sentido del logotipo de apple, y de nuevo he pensado Qué hijos de puta! Qué tonto soy...¿Cómo no se me ha ocurrido antes? Y me río con la boca llena de manzana…)
.
..
.
Es genial, no se puede negar, poder llevar 4000 canciones en tu bolsillo. Soy uno de esos seres que llevan siempre la música encima. Tengo un iPod.

Estos capitalistas resultan más irónicos que los de siempre, convencidos primero por y luego de su mercancía. Comprados por sus propios anuncios.

Reconozco que no sabría proponer un sistema económico mejor con el cual ofrecer teléfonos móviles a 0 €. Ni vuelos a 99 céntimos. Y eso es lo que importa. Da igual lo que hagamos con ellos. Todo es bueno. Todo vale. Todas las opiniones son respetables. Eso nos ha llevado a donde estamos. Yo mismo he puesto mi granito de arena. Mordí la manzana.

En esta sociedad del bienestar (que no del placer) se pueden permitir el lujo de bombardearnos con productos de segunda, tercera, o cuarta necesidad. Ya no hace falta coaccionar al cliente con su techo, con su lecho, con su comida... ganándote así su desconfianza. Ahora contraatacan por la senda del ocio, del entretenimiento, creyendo muchos de ellos que la música es sólo eso. Al igual que la mayoría de compradores, productores o compositores. Eso es lo que hemos de aprovechar nosotros.

Tengo que hacer el apunte optimista de que esto mueve la rueda. Los hámsters vivos, ligeros, siguen andando y andando sin moverse del sitio, creyendo que avanzan, quemando el oxígeno, pendientes del eje, autistas en Auschwitz.

Todo tu ínfimo conocimiento musical, condenado para siempre a lo que otros te dejen escuchar, en una cajita de diseño (todas las cajitas son de diseño).

A mi me gusta utilizarla como acompañamiento a los diversos momentos del día, del mes, de mi estado de ánimo, de mi evolución personal, de mi vida. Promover, más aún, la realidad virtual. Sacar conclusiones de ella. Usar la música como droga. Ponernos a prueba a todos. Decepcionarme a mí mismo de vez en cuando y apuntarlo en una libreta. Olvidarme al minuto. Justo en el estribillo. Recordarlo luego en casa.

Como dicen los concursantes de gran hermano: Dentro todo se magnifica. Y con la música pasa lo mismo. Que todo parece más grande, lo bueno y lo malo.

Por eso hay que ir con cuidado y saber discernir cuándo hay que bajar o subir el volumen, cuándo se merece o no tu entorno que el sonido penetre en tus oídos,

y entender que muchas veces no está mal quitarse los auriculares y simple y llanamente, que no es poco, escuchar el sonido de la vida. De los coches. De las máquinas de fondo. De las máquinas de frente. El crujir de la bolsa de la compra. Los zapatos. Los tacones. Los tosidos. El ruido de esa moto que siempre es la misma. El rumor que nunca calla. La música del devenir.

Esto no lo sabe el gastado y quemado señor mayor que te mira en el bus, con aires de desprecio, pensando por dentro que con esos auriculares no llegarás a nada, que no tienes ni idea de lo que es la buena música y que es una ruina improductiva, esta puta juventud.

miércoles, enero 10, 2007

La suerte de los espíritus excelentes


¿A quiénes se refiere Schopenhauer con esta afirmación? ¿Quiénes son estos espíritus excelentes?

Cualquiera puede considerarse excelente. Y cualquiera puede decir que tiene espíritu. Parece por tanto que una persona, lo sea o no, puede creer que es uno de esos espíritus geniales que rondan por ahí. Exista o no esa definición. Tenga razón Schopenhauer o no. Estemos de acuerdo o no.

Yo, al igual que seguramente él, no juraría que esto será así para siempre. Pero reconociendo que primero habría que definir para qué o en qué son excepcionales esas almas, estoy totalmente de acuerdo con Arthur en que ahora mismo, en el mundo en que vivimos, la soledad es la suerte de todos de los espíritus excelentes.

Esto le resuelve las dudas a la mayoría de los futbolistas. Entre otros.
.
No hay almas con matrícula de honor.

lunes, enero 08, 2007

Ir detrás o cambiar de sentido

(♪ Slide away, Oasis ♪)
.

Este año me ha calado el anuncio de Sanitas. No se si lo habéis visto. La frase final dice:

Los optimistas siempre van por delante.


Y el chico de las muletas sonríe porque sólo se rompió la tibia y el peroné en el accidente donde perdió el coche (además de a su mujer y sus dos hijas).

Lo que no se han parado a pensar los optimistas y sus colegas, los que han hecho el anuncio, es que han presupuesto que ir por delante es mejor. Algo que yo no tengo nada claro. Aunque tenga que reconocer que los optimistas son más productivos, en primera instancia más sociables, y que tienen más claro qué cosas valen la pena. Y de nuevo aquí me pregunto porqué ha de ser esto mejor que lo otro.

Como cualquier otra posición, esta mía ha de entenderse dentro de un contexto concreto. Sino seríamos dioses de lo absoluto. Y no es precisamente el caso.

Pagar un euro por un mensaje al 5556 para descargarse el politono (o el sonitono) de una canción de operación triunfo, en sí, no me supone ningún problema. En principio no habría de ser bueno ni malo. No deberíamos juzgar a nadie por ello.

El contexto, el entorno, el trasfondo…es lo jodido del asunto. Y esto, como todo lo relativo, es relativizable. Jodido para qué. Jodido para quién…

Pues supongo que nos entendemos. Y si no nos entendemos ahí está la respuesta.

No es mala en su expresión la manera en que funciona nuestra sociedad. Las alegrías que provoca y las tristezas inevitables…la lotería de navidad y la muerte de mamá…

Lo jodido está por dentro, oculto entre las encías. Las piezas podridas del cegado mecanismo. La corrupta fuente de la vida eterna.

Este año me propongo de vez en cuando ofrecer, en la medida de lo posible y mientras el cuerpo aguante, la parte optimista de las cosas que diga en este blog. Algo que antes no hacía no porque no la contemplara, sino porque creo en ella sólo de reojo. Pedacitos de terciopelo de color azul cielo insertados en la enorme hoja gris de papel de lija que forma parte de la demoledora máquina de destrozar cosas que tengo en mi cabeza. Y Dios tiene la culpa de ello. ¿Y que hago con esta injusticia, señor de Sanitas? ¿Y la chica con síndrome de down que no sale en el anuncio, que ni siquiera lo ha visto…?

Creo que el optimismo, como la felicidad y la esperanza, en los mugrientos casos de fachada bonita, nacen de la ignorancia.

Por si alguien me imagina de otra manera, os prometo que yo no dejo de sonreir. Tanto irónica como sinceramente. Esto es un espectáculo que estoy totalmente dispuesto a disfrutar. Pero para ello es necesario encontrar el tobogán. Una tarea nada fácil, ya que es verde como el laberinto. Vaya festival.

¡Más buen rollo en 2007!

jueves, enero 04, 2007

Mientras puedas

(♪ We rule the school, Belle&Sebastian ♪)
.
.

No lo dice ningún estudio, sino la física. El sentido común. La probabilidad:

En un choque a 900 km por hora, en avión, es prácticamente imposible sobrevivir.

Mateo esto lo sabía.

Volaba con todos aquellos otros seres vivos. Desde el comandante hasta el último pasajero, pasando por el hámster de la bodega.

Pero no pertenecía al primer grupo, el de gente que lloraba desesperada. Ni tampoco al segundo, el de los que conscientes de su muerte, cuestión de minutos, tenían la vista perdida, más allá de la alineación de inútiles mascarillas que colgaban del techo como adornos macabros. Guirnaldas hechas con intestinos.

Mateo formaba parte de un tercer grupo. Compuesto por él mismo. Por él sólo.

Con sus veintipocos años, quien lo habría dicho…se sintió el padre de todos.

Nunca había hecho nada parecido en la vida. Como mucho alguna caminata arrastrando los pies, en una manifestación contra la guerra.

Pero ese día consiguió que todos se callaran. Que le respetaran. Que admiraran el momento. Que se derrumbaran ante lo sublime, como perras viejas al sol.

De repente notó una gran fuerza. Una enorme liberación. Se sobrepuso al echo de que iba a morir. Desmitificó el valor que le había dado hasta entonces a la vida, sus últimas neuronas se apagaron convencidas de aquello; y les regaló allí mismo, en vivo y en directo, la última y verdadera obra de arte a todos los demás pasajeros. La primera también para muchos de ellos.

Entre sollozos, oraciones y parejitas de ancianos abrazándose, Mateo se levantó y recorrió todo el pasillo, tocando a su paso todas las cabezas. La mano izquierda y la derecha a la vez. Una pequeña caricia a cada uno. Sintiendo pelos de todos los tipos: lisos, alisados, rizados, rapados, abundantes, escasos…disfrutando de sus texturas. Con los ojos cerrados. Respirando hondo. Caminando despacio.

Llego al final del avión, giró, y prosiguió con su happening personal. Su primera y última performance. Con el festival de escalofríos y emociones contradictorias.

Una vez hubo pasado por todos los asientos, se dirigió el centro del aparato. Se quedó allí de pie. Con los brazos colgando. Casi tocaban el suelo. Cortó el rollo un momento, para rascarse detrás de la cabeza. Y volvió a quedarse allí en medio. Inmóvil. Eterno. Sonriendo a todos, los otros 194, que le miraban esperanzados, creyendo que Mateo les sacaría de allí. Cedió en última instancia la lógica. Se rindió ante el precioso último intento de aquel chico de hacer algo bonito, de no dormirse, mientras le fuera posible, como dice la canción.

Dentro de lo triste de morir de aquella forma, sin preparación para nada, sin familiares advertidos, sin tiempo ni para decirle al enemigo que siempre le has querido… fue una de las mejores maneras de despedirse de la vida gracias a Mateo.

Podría haber fundado una religión con lo que hizo sentir a las personas que viajaban con él, si hubieran sobrevivido, si la historia se hubiera contado, o recordado, y no inventado, como estoy haciendo yo ahora.

Mateo es aleatorio.

Nació en mi cabeza, tras las típicas turbulencias, volando de vuelta a casa.

Do something pretty, while you can.